Cómo escribir una carta de motivación
Una carta de motivación es un documento cada vez más solicitado y valorado por empresas, instituciones u organismos públicos y privados en situaciones muy diversas que van desde la selección de personal, hasta la concesión de una beca o la admisión en programas o estudios determinados.
Suele servir de apoyo a otros documentos como puede ser un currículum vitae y escribirla no siempre resulta sencillo. Puede ser un elemento determinante en un proceso de selección, incluso de mayor peso que el historial académico o profesional. A la hora de redactarla es importante tener en cuenta tanto la estructura, como el contenido y el estilo predominante. Si tienes previsto enviar una, toma nota de cómo escribir una carta de presentación y qué errores debes evitar para lograr tu objetivo.
¿Qué es una carta de motivación?
Entre todos los documentos que pueden solicitarte al responder, por ejemplo, a una oferta de trabajo, la carta de motivación es el más personal. No es un curriculum, ni tampoco una mera presentación. La carta de motivación es una exposición de tu máximo interés por el puesto y también de las razones por las que consideras que tú eres la persona que una empresa está buscando.
El objetivo de esta carta no es otro que convencer, exponiendo de forma clara y concisa, por qué eres el candidato ideal para entrar una empresa, para obtener esa beca o para dirigir un determinado proyecto.
Los encargados del proceso de selección ya conocen tus datos personales, tus estudios o tu experiencia profesional. La carta de motivación tiene que ser algo más.
Para que surta efecto, en ella debes plasmar tu entusiasmo ante el nuevo reto propuesto y dar una completa visión de lo que podrías llegar a aportar si te dan la oportunidad.
Por supuesto, la carta debe contener datos objetivos, pero, ante todo, tiene que centrarse en tus rasgos personales, en esas aptitudes y skills (cualidades o habilidades) que consideras te hacen destacar del resto de posibles candidatos, incluso aunque, en principio, estos pudieran tener más opciones que tú. Los poderosos motivos que te impulsan a responder a una oferta y la confianza en ti mismo y en tus capacidades son dos conceptos que han de quedar muy claros, para que, así, la carta de motivación llegue a ser tu mejor ‘arma’ para alcanzar tu objetivo.
Tipos de cartas motivacionales
Como su propio nombre indica, cualquier carta de motivación debe plasmar qué intereses te llevan a contactar con una empresa o institución.
Básicamente hay que diferenciar entre las cartas motivacionales que envías en respuesta a una oferta concreta y aquellas que puedes escribir por iniciativa propia, generalmente intentando que una compañía te tenga en cuenta a la hora de incorporar nuevo personal, algo que puedes hacer, por ejemplo, una vez finalizados los estudios o si deseas un cambio de trabajo.
“Una carta de motivación es un documento personal que debe aportar información sobre ti de manera clara, ordenada y concisa”
En ambos casos las cartas de motivación son similares, aunque si se trata de responder a una oferta concreta debes tener muy presente las posibles directrices que marca la propia empresa. Algunas piden que la carta de motivación incluya respuestas a determinadas cuestiones referidas a aspiraciones económicas, horarios de trabajo, beneficios como seguro sanitario, cheques comida etc. Ante preguntas concretas es importante que la carta de motivación las conteste y se centre en los aspectos que más importan a los reclutadores, siempre intentando conectar los intereses propios con los de ellos.
Además, las cartas motivacionales también se diferencian por el tipo de proyecto, puesto o plaza a la que se aspire. El tono y las características tendrán que adaptarse a las particularidades de cada oferta. Por ejemplo, si se trata de mostrarse como el candidato perfecto para obtener una beca Erasmus, recalcar aspectos como la sociabilidad, el interés por conocer gentes y culturas o la facilidad para aprender idiomas son rasgos, que deben destacarse, mientras que si aspiras a entrar como participante en un proyecto de investigación o en un máster, tu entusiasmo por el proyecto en sí mismo o por esos estudios específicos en lo que quieres profundizar han de ser la clave de tu carta de motivación. Recuerda la clave está en explicar los motivos que te llevan a escribir esa carta.
Cómo empezar una carta de motivación
La presentación general de la carta y su inicio son elementos clave, porque de ese comienzo va a depender en gran medida que el seleccionador continúe leyendo.
El encabezado es importante y siempre debe incluir tus datos personales y también los de la empresa. Han de situarse en la zona superior de la manera que prefieras, utilizando los márgenes derecho e izquierdo o bien colocando primero tus datos en un margen y debajo los de la empresa. Si tienes el nombre de la persona de contacto, también conviene incluirlo en los datos de la empresa para lograr una comunicación más directa y fluida.
Seguidamente, la carta se inicia con el esencial saludo en el que es recomendable recurrir a un tono formal, especialmente si no conoces a la persona a la que te diriges. No te compliques con fórmulas originales, quizá arriesgadas. Un ‘estimado sr…’ es una fórmula estándar que siempre queda correcta. Un exceso de confianza podría arruinar tu propósito.
Tras el saludo, llega el párrafo de presentación, muy importante porque es realmente el momento en el que empiezas a intentar transmitir quien eres. Este debe ser un párrafo corto, redactado en un estilo dinámico y directo sin repetir datos que ya figuran en el encabezado como el nombre completo o la dirección.
“La carta de motivación debe servir para convencer a un reclutador de que tu perfil te convierte en el candidato idóneo que busca la empresa”
Puedes consultar numerosos ejemplos y plantillas de cómo empezar una carta de motivación para tomar ideas, pero no las copies (probablemente otro candidato ya lo haya hecho). Preséntate en unas pocas líneas, exponiendo básicamente quién eres y haciendo referencia a tu formación o a tu última experiencia relacionada con la oferta a la que aplicas. No hagas un resumen de tu currículum. Solo señala tu máxima titulación o es último empleo que pueda ser de interés para la empresa u organismo. Ve, cuanto antes, al grano, es decir, expón tu grado de motivación.
Cómo hacer una carta de motivación
Una carta de motivación tiene una estructura muy concreta y simple que conviene respetar. Además del encabezado y las líneas de presentación, puedes incluir dos o tres párrafos centrándote en tu interés por la oferta y en tus puntos a favor. Más de tres resultaría excesivo y ¡lo peor! aburrido para quien lee la carta. Por supuesto, tendrás que terminarla con una adecuada despedida, en la que es importante incluir tanto tu disposición a ampliar cualquier información que la empresa considere oportuna, como un sencillo agradecimiento por la atención prestada.
El texto central de la carta es tu oportunidad para convencer al seleccionador de que no hay otra persona más interesada y dispuesta a implicarse en el proyecto que tú.
El secreto de conseguirlo está en hacerlo exponiendo tus motivos con sinceridad, sin caer en exageraciones ni tampoco pecando de excesiva ‘humildad’. Una carta de motivación debe tener un toque de creatividad u originalidad (sin pasarte) poque debe mostrar algún rasgo de tu personalidad que te diferencie del resto. Debes aprovechar para relacionar aquellos aspectos personales, desde tus hobbies hasta aspectos como tu capacidad de liderazgo o tu gusto por el trabajo en equipo, con los valores de la propia empresa. No se trata de contar tu vida, sino de resaltar aquello que sabes que encaja como un guante en el perfil que buscan.
Algunos puntos importantes que no debes olvidar a la hora de hacer una carta de motivación son:
- Vigila la presentación y escríbela cuidando la corrección gramatical, ortográfica y de estilo.
- Una carta de presentación nunca puede tener una extensión superior a 1 folio.
- Recaba toda la información que puedas de la empresa u organismo al que te diriges porque solo conociendo su idiosincrasia y valores, podrás adaptar el estilo de tu carta a sus intereses resaltando aquellos aspectos tuyos que puedan suponer para ellos un plus.
- Se claro, conciso y directo. Expón tus argumentos de manera ordenada, siguiendo tu propio esquema preestablecido. Por ejemplo, tras la presentación puedes hablar de tu formación académica, señalando aquellas materias que más interesantes te resultaron, luego describir tu experiencia profesional (solo la más reciente) y contar qué fue para ti lo más satisfactorio de ella y terminar hablando de tus aspiraciones profesionales siempre dándoles una visión personal, con frases como ‘busco nuevos retos’, ‘me gusta el dinamismo en el trabajo y no las labores rutinarias’ ‘aspiro a ganar mucho dinero’… cualquier motivo es válido, todo depende de qué considere más importante el reclutador.
- No mientas (te acabarán pillando). Si tienes alguna carencia, reconócela dándole un enfoque positivo. Una buena motivación puede ser precisamente esa: adquirir los conocimientos o la práctica que te faltan en un campo determinado.
- Deja claro tus valores, pero sin caer en la pedantería. Estar dispuesto a aprender y a mejorar siempre es un punto a favor.